GREEN FRIDAY YA ESTÁ AQUÍ! 25 NOVIEMBRE

El alumnado de 2º de Bachillerato junto con su profesora de Lengua María Ortega, han trabajado el comentario de texto y el pensamiento crítico aprovechando una entrada del blog y un tema candente esta última semana del mes de noviembre.
Green Friday frente a Black Friday, ya puede ser black week porque los plazos para lanzarnos a las compras, sin ton ni son se amplían.

A continuación os  dejo las reflexiones personales de dos alumnas del grupo, expuestas de una manera sencilla, clara  y cercana, basadas en la búsqueda de información, análisis de la misma y  aplicando el sentido común. 

Quiero felicitar  y agradecer la realización de esta actividad y animar a todos los grupos a exponer sus ideas y crear un debate con los temas que se propongan en el blog. 




¿Debemos apostar por un consumo responsable,

o comprar obnubilados por las ofertas?

        En nuestra sociedad actual estamos tan acostumbrados al continuo bombardeo de anuncios y ofertas que no nos paramos a pensar en las terribles consecuencias que este excesivo e innecesario consumismo lleva consigo.

        Un problema a nivel global que vamos a sufrir, sobretodo los más jóvenes, es el cambio climático, que es acelerado de manera desorbitada por nuestra tendencia a comprar, usar y tirar. De esta  manera desechamos sin pudor lo que todavía nos sirve para comprarlo más nuevo, con la excusa de que “estaba en oferta”.

        El mundo actual está meticulosamente pensado para vender al máximo posible. Un ejemplo de ellos son los carritos de los supermercados que a más de uno le han hecho polvo la rodilla al usarlos porque se desplazan ligeramente hacia la derecha. No es que todos estén defectuosos, al contrario, están diseñados así como estrategia comercial para acercarla consumidor a los productos de las estanterías  que nunca tienen precios redondos para parecer más económicos y estando los más tentadores a la altura de los ojos. Incluso las festividades están pensadas para el comercio, como la Navidad y el Black Friday, que básicamente se puede decir que es el día del consumismo.

        Comprar tirar y volver a comprar. Este es un círculo vicioso que en muy poco tiempo ha sido capaz de provocar un atolondramiento social estúpido, capaz de cegarnos ante los problemas globales que ocasionan, ya que  aún sabiendo que no ayudamos al planeta en absoluto, no somos capaces de reducir nuestro consumo.

        Para acabar con esto, debemos ser más conscientes de lo que compramos, pensar que en sí realmente lo necesitamos o es puro capricho, apostando así por un consumo menos egoísta y más responsable.

                                                           Paula Benítez López. T2A




Lo que no tiene precio.

         “Es más feliz el que menos tiene” Hemos escuchado esta frase miles de veces quizá porque está muy de moda o quizá porque encierra en ella una enorme verdad. Puede que en nuestro ADN queden todavía imprensos resquicios de la vida tan dura que llevaron, por ejemplo, nuestros bisabuelos, una en la que la poca comida que había se repartía entre siete u ocho bocas, aunque el “manjar” - dos huevos fritos y trozo de chorizo, como mucho” se le cedía al patriarca, que llegaba cansado de trabajar en el campo una vez asomaba la luna.

        Antes se tenía tan poco y ahora se tiene tanto. Es difícil discernir entre ambos extremos para encontrar un punto medio, un equilibrio entre lo más y lo menos; puede que por ello haya que esforzarse un poquito para hallar esta felicidad de la que algunos hablan.

        Pongámonos en el caso de una persona de nivel sociocultural medio, y analicemos su comprometimiento, ahora que se acercan fechas críticas para el consumo desmesurado, alentado y fomentado por el bombardeo constante de la publicidad. El experimento es muy sencillo, tan solo hay que prestar atención, y percatarnos, del panorama: cientos de personas arremetidas en tiendas y supermercados, en búsqueda de una nueva presa que llevar al armario o a la nevera, con la mirada acechante hacia los precios que – sorpresa -están más rebajados que nunca, los carritos a rebosar y dispuestos a gastar tanto dinero como se precie en productos que no necesitan – aunque no lo saben todavía- por muy baratos que los hayan comprado.

        Aunque desde fuera podamos criticar este absurdo comportamiento, lo más triste es percatarse de que uno mismo también habrá estado en algún momento en la misma situación. Es así; los humanos, por mucho que nos llamemos seres racionales nos comportamos en determinadas circunstancias como todo  lo contrario.

        Lo importante es educarnos a nosotros mismos y aprender que las posesiones materiales son meros objetos inertes que consumen nuestro espacio y energía, y que con lo que nos quedamos a fin de cuentas es con recuerdos de personas y experiencias. Y eso no tiene precio.

 

                                                                       Ana Pérez , T2A

 


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